Durante el siglo XVII en los valles de Chile central fueron impuestas estructuras administrativas y eclesiásticas sobre los espacios indígenas, con el fin de homogeneizar los territorios y sus poblaciones, cambiando el paisaje nativo de modo irreversible. Las doctrinas de la Iglesia católica de la diócesis de Santiago eran las de Aconcagua, Colina, El Salto, Melipilla, Llopeo, Ñuñoa, Tango, y Aculeo, cada una conformada por pueblos y tierras anteriormente indígenas; escenario que se repitió en todo el territorio recién ocupado. Hacia 1650, estancias y haciendas, la siembra de trigo, el cultivo de la vid, la engorda de ganado vacuno y ovino, eran las formas productivas españolas predominantes. La disminución progresiva de la población nativa era una realidad, que junto al proceso de mestizaje configuraron estructuras sociales ajenas a las existentes (Chile Precolombino, 2023).
En todo este proceso colonizador, el traje español se trasplantó a Chile durante el siglo XVI, se adoptó en el XVII y sólo en el curso del siglo XVIII se adaptó a los habitantes, al medio, a las circunstancias (Cruz, 1996).
Las características del traje español viajaron con los embajadores, con los altos dignatarios y los soldados de la península, imponiéndose en todas las cortes de Europa a Hispanoamérica. La moda española dominó Europa durante el período de hegemonía del reino desde principios del siglo XVI hasta mediados del XVII aproximadamente. Al mismo tiempo, el vestuario hispanoamericano de los estratos superiores recibió igual influencia, la que se prolongó hasta bien entrado el siglo XVIII (Cruz, 1996).
Así fue como se impuso la costumbre de usar una prenda con un ala que hace sombra –de ahí el nombre sombrero-, tanto por necesidad de protección contra las inclemencias del clima, como por imitación e imposición de la indumentaria de los españoles. Hace unos 400 años se introdujo en la zona central el cultivo del trigo, uno de los imprescindibles de la cultura mediterránea colonizadora. Por su clima templado, el escenario fue ideal para plantar cientos de hectáreas de trigales que abastecieron las necesidades del Virreinato de Lima y posteriormente a California y Australia (Núñez, Lacoste, 2017) (Artesanías de Chile, 2021).
Fue entonces, junto con la incorporación del cultivo del trigo, cuando se dieron las condiciones para que surgiera el oficio de la sombrerería en fibras vegetales.
De este siglo contamos con escasos registros, uno de ellos es el de Fray Diego de Ocaña (1600):

Fray Diego de Ocaña.
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Otro registro de la época es el de Diego de Rosales:
‘… Los indios
traen el cabello que les cubre todo el cue-
llo por la parle detrás, y por la frente le
cortan dedo y medio por encima de las
cejas. Traen sobre la cabeza sombrero con-
forme los españoles los usan. Usan en el
cuerpo en lugar de ropilla una camiseta
de algodón sin mangas porque sino son los
caciques que usan de jubon y andan cal-
zados y con medias y cuellos de lechugui –
lla y con traje españolado.
…
‘La ropilla es una camiseta
cuadrada abierta por medio, quanto cabe
la cabeza, que entrándola por ella, cae
sobre los ombros; los calsones abiertos de
la misma tela, sin mas camisa ‘que duplicar la camiseta,
sin mas aderezo ni adheherente, que ni tienen que cuidar
de valona ni de guantes, de medias ni zapatos,
de espada ni daga, de sombrero ni capa.
El cabello les cubre la cabeza y le trahen
atado con una cuerda de lana, la qual se
quitan por cortesia, como nosotros el sombrero.
…
Los indios que viven en las ciudades pobladas
de Españoles se visten de paño o de estameña al modo de los Españoles, y andan
calzados y con sombrero, particularmente
los que han aprendido algun oficio con
que se pueden vandear y vestir, que los
demas que sirven de jayanes andan descalzos de pie y pierna y los brazos desnudos, unos con sombrero, otros con montera y otros con solo el atadero de la
caballera.
…
Las mujeres..
No usan de toca: ni de cosa que las cubra la cabeza, ni se enjugan el cabello, aunque se laban la cabeza, sino que assi le dexan tendido al ayre;
…
En el cabello no tienen mas
adorno que tramarle y echarle a las espaldas y cortarle por delante hasta cerca
de las cejas. (Rosales, 1650)
En el siglo XVII empezaron a aparecer los primeros talleres de oficios artísticos en Chile y, con ellos, las primeras obras, cuya función estaba delimitada a la evangelización de la población nativa y a la decoración de monasterios de distintas órdenes religiosas. Las obras de esta época tenían como referencia objetos artísticos de Perú o España, que el artista acomodaba al contexto y a las limitaciones de los materiales disponibles, causando las variaciones que caracterizan el arte de la época (Memoria Chilena, 2023). Los testimonios documentales conservados indican que en esa época, el traje usado en los lienzos peruano son susceptibles de ser usados para recrear la moda local (Cruz, 1996), en los cuales se observan algunos sombreros de copa alta y presumiblemente de fieltro, provistos ocasionalmente de plumas.
Los colonos tuvieron que traer de otras regiones los sombreros de fibra de pelo de castor o vicuña que acostumbraban usar -como el chambergo-, los cuales no eran apropiados para el clima de la zona central de Chile. Así se fue desarrollando la cultura de uso del sombrero: al calor de las altas temperaturas y los días soleados de los valles centrales en verano, condiciones que hicieron que los pobladores locales apreciaran y valoraran esta prenda de la vestimenta de los conquistadores (Núñez, Lacoste, 2017).
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Bibliografía:
http://chileprecolombino.cl/el-encuentro/centro/4/. Recuperado el 10 de mayo de 2023.
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-printer-100575.html . Recuperado el 10 de mayo de 2023.
Cruz, I., (1996). El Traje, transformaciones de una segunda piel. Ediciones Universidad Católica de Chile.
Guajardo, V., (2022). El uso y creación de los sombreros de teatina en la Región de O’Higgins. Proyecto Bajo la Lupa, Subdirección de Investigación, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
Núñez E., Lacoste P., (2017). Historia de la chupalla: sombrero de paja típico del campesino chileno. Idesia [online]. vol.35, n.1, pp.97-106. ISSN 0718-429. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-34292017005000017.
Rosales, D., (1674). Historia general del reino de Chile. Flandes Indiano. Benjamín Vicuña Mackenna, Imprenta El Mercurio, 1877.
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Texto: Verónica Guajardo Rives
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